Comienzas un viaje que no sabes cómo ni cuándo acabará. No sabes qué ocurrirá, no sabes qué haras. A veces querrás parar y disfrutar del lugar en el que estás, otras querrás ir más rápido, hacer que el tiempo pase antes, o salirte del camino, abandonar, acabar. Conocerás cosas, lugares, personas, vivirás cantidad de historias, todas englobadas en una misma: la tuya.
Si observas atentamente, detrás de ti hay diez asientos, vacíos todos, será difícil llenarlos -créeme-, detrás de estos, un remolque gigante, ahí meterás todo lo que te encuentres, absolutamente todo. Algo se caerá, algo avanzará al puesto privilegiado, pero solo uno/a podrá situarse a tu lado, por lo menos a la vez.
¿Dices que eso es duro? No me eches la culpa, las reglas ya estaban inventadas, yo solo te las explico.
Por supuesto que puedes hacer trampa, pero no se hasta qué punto te saldrá bien, cuánto tiempo podrás estar así, no sé las consecuencias que sufrirás si se descubre tu truco, ni si te descubrirán.
Tan solo tienes que subir y ponerte el cinturón de seguridad, no querrás caerte en la primera curva, ¿no? Ya pongo yo en marcha el sistema.
Disfruta el viaje, recuerda mandarme una postal cuando hayas llegado a tu destino.
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