Fade to black

No importa a quién se le atribuya, tan solo que se recuerde.

26/9/08

Des-amor




El amor, ese sentimiento universal, tan famoso y tan plasmado en la mayoría de las obras de la mayoría de las épocas de la humanidad. ¿Por qué esa fuerte atracción hacia un sentimiento? El sentimiento en si mismo deriva de o en una atracción, quizá también por eso sugiera sentirse atraído por él. Pero aún así, no parece un motivo lo suficientemente fuerte como para explicaralo.

El amor produce, a veces, una fuerte atracción sentimental hacia alguien, hablamos del llamado amor erótico, que es el más fuerte, el más pasional. Esa sensación de sentirse realizado cuando los sueños amorosos se llevan a cabo, esa inquietud por ser feliz gracias a él, todo eso que se lee, se oye, se ve sobre el amor y que en el fondo, influye en nuestra forma de ver al respecto, formando un círculo vicioso, también aporta su granito de arena. Pero, por otro lado, también está el desamor, tan doloroso e insoportable, que le toca aguantar a algunas personas por la causa que sea.

De todas formas, está claro que, a quien más a quien menos, el amor le trastoca, produce una alteración en su estado de ánimo, en su comportamiento, en su pensamiento, en su salud mental -y, a veces, física-; es decir, algo hace que no hacen otros sentimientos, tales como el odio o la ira, que, si bien producen cambios, no suelen ser tan notables. Una vez más, volvemos a decir lo de antes, los prejuicios que tenemos sobre el amor influyen de cierto en la forma de vivirlo.

Cabe decir también, de paso que se habla del odio, que el amor puede provocar un odio hacia la persona amada, no es que sea muy fuerte, pero sí hay un pequeño resquemor a veces. Ejemplos de esto son los celos, que, si bien son hacia una tercera persona, también recaen a veces en esa persona destinataria de nuestros pensamientos; la desdicha, el no ser aceptado, o incluso más, ser olvidado, genera una rabia y una ansia de venganza, por así decir, hacia esa persona. Esto no pasa cuando el desamor desaparece.

El amor es un arma de doble filo y punta en curva, y esto lo dice todo, los lados cortantes son los más predominantes.

14/9/08

Despreciado




Sentirse desplazado, apartado, despreciado. ¿A alguien le ocurrió eso alguna vez? Tal vez deberíamos pensar que esa persona puede tener algo bueno, o simplemente quiere pasar un buen rato, pero no, es diferente, por favor, fuera.

Permanecer observando el mundo, los rumbos de las vidas ajenas, acechando en los lugares menos sospechados, prestando atención a la vez que se realizan otras cosas. Observar escuchando, hablando, o pensando, ¿quién lo imaginaría, que detrás de ese velo, hay alguien siguiendo tus actos? No, no tengas miedo, no temas, no te hará daño. Se acercará a ti, se alejará, cuando lo crea prudente, no tengas miedo, no te quiere hacer nada malo, solo quiere jugar, jugar sus cartas, jugar al juego de su vida, y te observa para decidir si arrimarse a ti o no, pero cálmate, en cuanto lo considere oportuno se irá, y te olvidarás de él, aunque él no lo haga contigo.

Esa persona que te observa, que te sigue, es distinta a ti, ¿y qué? Tan solo quiere hacer lo que hacen los demás, pero de una forma diferente, que puede tener incluso un toque mágico, especial, pero tú, ignorante, que tienes miedo a lo nuevo, a lo distinte, lo desprecias.

Permanece observando, imaginando, envidiando, sufriendo... por ser distinto. Sufre al ver que no tiene lo que los demás tiene, desea arrancarse los ojos, dejar de ver, dejar de sufrir; desea arrancarse la mente, dejar de imaginar, dejar de sufrir; desea arrancarse la vida, dejar de existir, dejar de sufrir...

Sentirse rechazado no es lo que quiere, apartarse es lo que hace, para evitarlo.

"L@ quiere, l@ ama... l@ odia." Por el resto, bien.

3/9/08

Consumismo

Vivir es caro. Los productos básicos se encarecen, el paro aumenta, los lujos cada vez son más lujosos...

Hay quien dice que el consumismo es bueno. Depende de para quien. Analicemos el consumismo, ese círculo vicioso que se repite más que la historia, con un ejemplo y un "resumen crítico".

Vamos a la compra, nos gastamos determinada cantidad de dinero, y vamos a casa. Observamos que la mayoría de la gente gasta, de media, esa misma cantidad que nosotros hemos gastado. Así una y otra vez. Al cabo de un mes, se lanza una gran campaña publicitaria sobre un producto, respaldado -o no- por una compañía famosa y de aparente prestigio, en la que se nos convence de que ese producto, ya sea nuevo, ya sea uno existente, nos dicen que es mejor que cualquier otro, que es más útil que las versiones anteriores, o que es mejor que todos los demás del mercado. Día sí día también oímos las voces en la radio, observamos los carteles, los anuncios en la televisión, etcétera, y todos nos dicen cosas parecidas con un mismo fin: "compra mi producto".

Volvemos a la compra, el producto estrella del mes está en una cabecera, lo probamos. Observamos que la mayoría de la gente se acerca y lo coge también. Ha tenido éxito, solo falta que la gente repita, se aumenta la cantidad de unidades, el tamaño de los envases, y el precio se mantiene. La gente lo compra, es hora de subirle el precio, para "compensar el bajo precio de salida", el público está captado, van a seguir comprando, y pagando cada vez más.


Con la compra masiva de artículos, el dinero se mueve más, generando un profundo capitalismo. Los empresarios ganan dinero, pero no les basta, quieren más. Aumenta la demanda, para dar cobertura hay que aumentar la oferta, si aumenta la oferta, bajan los precios, no, eso no puede ser, vamos a mantener la oferta, pero subamos el precio para que los compradores paguen más, todos quieren, y yo "no puedo darles a todos", así que, que paguen por lo que quieren. La llamada cesta de la compra se encarece, ahora pagamos más por menos, pero no queremos eso, estamos acostumbrados a ese capricho semanal, a ese deleite mensual, a esa concesión cada cierto tiempo, a llevar determinada cantidad de productos. Pero, ¿qué ocurre? No tenemos tanto dinero, los sueldos no aumentan. Pasamos de ahorrar el 15% de nuestro sueldo a ahorrar el 2 o el 3%, surge una emergencia, hay que pedir un crédito, queremos un coche nuevo porque es el último modelo y sale ne todos lados, pero no queremos renunciar a nuestros regalitos y lujos, ¿no?. Hay que pedir un crédito, hipotecarnos de por vida para cualquier cosa.

Pero no te preocupes, te lo damos todo hecho, venga, te rebajo el precio de los artículos con jugosos descuentos, pero seguirás pagando más que hace un año, así que por mí no te preocupes. Te presto dinero, y tú me lo puedes pagar en cómodos y asequibles plazos de bajo coste. Pero, cuidado, que yo quiero seguir ganando el dinero que ganaba antes. Bajo la calidad de tus productos, automatizo más el proceso de producción, me ahorro el sueldo de varios empleados, que se van a la calle. Te doy facilidades a la hora de pagar, pero quiero algo a cambio, a más facilidades, más me pagarás a más. Y no te quejes, que fui yo el que pagué, aún tienes una deuda conmigo.

Hasta aquí no habría problema, pero, recordemos que se despidieron empleados, que no tienen dinero para pagar, y no pueden hacer frente a tanto gasto, el consumismo se reduce de forma forzada, y toda gran estructura sin su base se derrumba; el consumismo, sin consumismo, se derrumba. Los productos no se venden, tienen que tirarse, se producen pérdidas de dinero, hay qye despedir empleados, no se puede gastar tanto. Estos últimos tampoco tendrán dinero, y toda la superestructura queda reducida a nada. Hay desempleo, no hay dinero para pagar los productos. Una vez más, el desenfreno y el descontrol sobrepasan sus límites, produciéndose una crisis económica, momento de decadencia.

Pero aún no se acabó, para poder sacar rentabilidad a lo poco que se produce, hay que aumentar más el precio, hay que aumentar los intereses. cada vez más, cada vez más. Los ricos quieren ser más ricos, los pobres, son más pobres.

¿Es tan bonito?

Sé que es un ejemplo un poco drástico, y que se puede arreglar, pero no nos confundamos. Se arreglará, sí, pero entonces volveremos al principio de la historia. Es cuestión de tiempo que el egoísmo, la avaricia, el ansia de poder, hagan sus efectos.