Quemar hielo

¿Quién no ha intentado quemar hielo alguna vez? Yo mismo lo intento muchas veces, se podría decir que casi a diario, y sí, sin ningún resultado, por eso se llama quemar hielo. Me diréis que estoy loco, yo diré: puede, pero tengo motivos, motivos razonados. ¿Por qué no intentarlo? Imaginar que se consigue, conseguirlo, sí, sería bonito, pero no solo eso. A veces se consigue que se derrita, que se evapore... Otras no, dependiendo del tamaño, la temperatura y el tiempo.

También depende del tipo de hielo. Cada uno es distinto, algunos se pueden parecer, pero nunca serán iguales, siempre tendrán algo característico que los diferencie. Y claro, si la llama es la misma, no se obtienen los mismos resultados con todos, independientemente del tiempo empleado. Ahora mismo estoy intentando quemar hielo, pero no uno solo, varios a la vez. También diréis: serán "cubitos", ¿no? Pues no, hielo, entendido como 'pedazo de hielo', porque no todo hielo es cubito, además, como ya he dicho, cada uno es distinto. Algunos son proporcionados, otros estilizados, desiguales, puntiagudos, redondeados; algunos producen más sensación de dolor, otros en cambio refrescan...

Quemar hielo, aparentemente imposible, pero, ¿quién sabe? Puede salir algo curioso, a lo mejor hasta se consigue cambiarlo, moldearlo un poco, de la manjera que sea: suavizando sus puntas, quebrándolo, haciéndolo más frágil, dándole simetría... pero nunca igualándolo a otro, porque no solo se diferencian en la forma, también en la estructura, en el contenido.

Desde un copito hasta un glaciar, se puede intentar. Yo seguiré quemando hielo, por lo menos hasta que el cuerpo aguante.