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No importa a quién se le atribuya, tan solo que se recuerde.

3/9/08

Consumismo

Vivir es caro. Los productos básicos se encarecen, el paro aumenta, los lujos cada vez son más lujosos...

Hay quien dice que el consumismo es bueno. Depende de para quien. Analicemos el consumismo, ese círculo vicioso que se repite más que la historia, con un ejemplo y un "resumen crítico".

Vamos a la compra, nos gastamos determinada cantidad de dinero, y vamos a casa. Observamos que la mayoría de la gente gasta, de media, esa misma cantidad que nosotros hemos gastado. Así una y otra vez. Al cabo de un mes, se lanza una gran campaña publicitaria sobre un producto, respaldado -o no- por una compañía famosa y de aparente prestigio, en la que se nos convence de que ese producto, ya sea nuevo, ya sea uno existente, nos dicen que es mejor que cualquier otro, que es más útil que las versiones anteriores, o que es mejor que todos los demás del mercado. Día sí día también oímos las voces en la radio, observamos los carteles, los anuncios en la televisión, etcétera, y todos nos dicen cosas parecidas con un mismo fin: "compra mi producto".

Volvemos a la compra, el producto estrella del mes está en una cabecera, lo probamos. Observamos que la mayoría de la gente se acerca y lo coge también. Ha tenido éxito, solo falta que la gente repita, se aumenta la cantidad de unidades, el tamaño de los envases, y el precio se mantiene. La gente lo compra, es hora de subirle el precio, para "compensar el bajo precio de salida", el público está captado, van a seguir comprando, y pagando cada vez más.


Con la compra masiva de artículos, el dinero se mueve más, generando un profundo capitalismo. Los empresarios ganan dinero, pero no les basta, quieren más. Aumenta la demanda, para dar cobertura hay que aumentar la oferta, si aumenta la oferta, bajan los precios, no, eso no puede ser, vamos a mantener la oferta, pero subamos el precio para que los compradores paguen más, todos quieren, y yo "no puedo darles a todos", así que, que paguen por lo que quieren. La llamada cesta de la compra se encarece, ahora pagamos más por menos, pero no queremos eso, estamos acostumbrados a ese capricho semanal, a ese deleite mensual, a esa concesión cada cierto tiempo, a llevar determinada cantidad de productos. Pero, ¿qué ocurre? No tenemos tanto dinero, los sueldos no aumentan. Pasamos de ahorrar el 15% de nuestro sueldo a ahorrar el 2 o el 3%, surge una emergencia, hay que pedir un crédito, queremos un coche nuevo porque es el último modelo y sale ne todos lados, pero no queremos renunciar a nuestros regalitos y lujos, ¿no?. Hay que pedir un crédito, hipotecarnos de por vida para cualquier cosa.

Pero no te preocupes, te lo damos todo hecho, venga, te rebajo el precio de los artículos con jugosos descuentos, pero seguirás pagando más que hace un año, así que por mí no te preocupes. Te presto dinero, y tú me lo puedes pagar en cómodos y asequibles plazos de bajo coste. Pero, cuidado, que yo quiero seguir ganando el dinero que ganaba antes. Bajo la calidad de tus productos, automatizo más el proceso de producción, me ahorro el sueldo de varios empleados, que se van a la calle. Te doy facilidades a la hora de pagar, pero quiero algo a cambio, a más facilidades, más me pagarás a más. Y no te quejes, que fui yo el que pagué, aún tienes una deuda conmigo.

Hasta aquí no habría problema, pero, recordemos que se despidieron empleados, que no tienen dinero para pagar, y no pueden hacer frente a tanto gasto, el consumismo se reduce de forma forzada, y toda gran estructura sin su base se derrumba; el consumismo, sin consumismo, se derrumba. Los productos no se venden, tienen que tirarse, se producen pérdidas de dinero, hay qye despedir empleados, no se puede gastar tanto. Estos últimos tampoco tendrán dinero, y toda la superestructura queda reducida a nada. Hay desempleo, no hay dinero para pagar los productos. Una vez más, el desenfreno y el descontrol sobrepasan sus límites, produciéndose una crisis económica, momento de decadencia.

Pero aún no se acabó, para poder sacar rentabilidad a lo poco que se produce, hay que aumentar más el precio, hay que aumentar los intereses. cada vez más, cada vez más. Los ricos quieren ser más ricos, los pobres, son más pobres.

¿Es tan bonito?

Sé que es un ejemplo un poco drástico, y que se puede arreglar, pero no nos confundamos. Se arreglará, sí, pero entonces volveremos al principio de la historia. Es cuestión de tiempo que el egoísmo, la avaricia, el ansia de poder, hagan sus efectos.

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